sábado, 11 de diciembre de 2010

El Temor de un nuevo Camino

Con mucho temor emprendí el camino allá por el 3 de diciembre. Frío, lluvia, incluso nieve nos esperaban en nuestra caminata hacía el Apóstol Santiago y mi corazón se empeñaba en señalarlo y estaba lleno de dudas sobre la "necesidad" de este camino.
Después de 7 días de camino (con vosotros) puedo decir que mereció muchísimo la pena, que no duelen las ampollas en los pies ni la tendinitis, que no hay frío, que no importa la lluvia. Después de 7 días de camino (con vosotros) muchos son los sentimientos que se agolpan en mi corazón: alegría, fe, ilusión, compañerismo... y son muchos los momentos que no olvidaré: la "mujer" del primer bar, el hospital central, las carreras para recoger la mochila de vuestros compañeros (con hinchazón de tobillo incluida), la caminata de noche sobre la lluvia, la llegada al Monte Gozo, la llegada a la catedral, la misa en el Sepulcro... imposible de citar todos. Pero sobretodo imposible sin vosotros, niños y "adultos", imposible sin Rafa, Carlos Alberto, Raquel, Carlos, Raúl, Esther, Luis, Ucheta, Mancha, Cris... imposible sin los "cocineros", imposible sin los "mangurrinos", imposible sin los "locos" de Marco y Juanxu, .... sin vosotros este camino no tiene sentido, sin vosotros cualquier camino nunca tendría sentido. Gracias de todo corazón por este camino... y por los que nos quedan por vivir.

1 comentario:

  1. Al fin en casa... ¿Al fin? Ay, me están entrando ganas de volver para allá otra vez... xD Sabía que lo iba a echar de menos. Pero en fin, como dice la gente, la vida sigue. Y en este Camino que mucha gente lo interpreta como una "alegoría de la vida" he aprendido muchas cosas y conocido mucha gente que, como dijo alguien una vez, "son personas que ves todos los días y no te percatas de que existen". Por ello también pienso que es un privilegio que nos podamos ver todos otra vez cada día lectivo (a excepción de Aikel, Leo y el cura último que no recuerdo cómo se llamaba O¬OU).
    A pesar de la fuerte e inevitable influencia eclesiástica que recibí, pude sacar valores humanos muy favorables, como son la ayuda, la solidaridad, el compartir, la constancia, el no rendirse... Y aun siendo yo de índole atea, respeté lo máximo que pude a los sacerdotes y pude abrir mi mente para adquirir cosas buenas de ellos.
    También quiero otorgar asaz importancia a quienes ofreciéronme ayuda en el largo trayecto, desde los que solo me acompañaban o los que simplemente me decían que qué tal iba, hasta los que se ofrecieron para llevarme un rato el bagaje o curarme los pies. Por ende, quiero agradecer especialmente a:
    -Aikel y Sonia, que me acompañaban cuando me quedaba atrás, además de que Aikel paró para revisarme las ampollas (con lo que llovía y el viento que hacía; aunque causalmente encontramos un podólogo xD) y cargó bastante tiempo con la mochila.
    -Pilar y Jorge, aparte de por conseguir alimentar a cincuenta, por haber tenido que hacer dos trayectos el día que íbamos para Arzúa.
    -Jesús por dejarme su bastón cuando perdí el mío. La verdad es que me siento un poco culpable de que te duelan ahora los pies. ._.U
    -Juanchu por sus múltiples sesiones de "acupuntura" en el "hospital central". xD También por habernos pedido café en un bar a tres personas que habíamos llegado tarde al desayudo cuando se había acabado.
    -Miguel de 1º de Bachillerato por darme su batido en el último tramo.
    -Rafa M. por ofrecerse tan servicial conmigo.
    -Santi por animarme al final del tramo del segundo día que anduvimos.
    -Uno de 1º también, por dejarme sus chanclas.
    -Alva, por colocarme cuatrocientas mil veces la mochila para no andar "torcío".
    -La gente desconocida de otros lugares que me ayudó.
    Seguro que se me olvida un montón de gente, pero no por ello les tengo menos aprecio, así que que se dé por aludido quien así lo vea.
    Después de todo este discurso, digo otra vez que me alegro de haber hecho el Camino y agradezco veinte mil millones de veces a quienes lo organizaron y lo hicieron posible. Sé que pude haber dado más de mí mismo, pero también sé que he aprendido de mis errores y de otras personas.
    No me enrollo más, que si no, no acabo nunca. Hala, ¡que os vaya bien!

    ResponderEliminar