sábado, 26 de febrero de 2011

CADA VEZ QUE DIGO QUE SOY CREYENTE

"Cada vez que digo que yo soy creyente,

aparece algún valiente que me juzga

con la voz cobarde del intransigente

que surge siempre de la censura.

Esos que presumen ser inteligentes

y van buscando su razón en la incultura

porque no entienden que la fe me haga más fuerte

que simplemente es un invento de los curas,

que surge nada más,

que surge por el miedo hacia la muerte.

Y a quién se ofende si le doy gracias a Dios,

y a quien se ofende si le pido protección,

que más me da quien me comprende

si el creer me hace más fuerte y me hace ser mejor persona.

Si a Dios lo encuentro solamente en el amor,

y no en las manos indecentes

que se justifican si le adoran,

y en las manos pederastas

ni de aquellos que mataran

ni juraran en su nombre.

Dios está en las manos del que ayuda,

del que no pregunta nunca

y que perdona los errores.

Ese es el Dios que me llena,

ese es el Dios que ilumina,

y si en el mismo día en que me muera

compruebo de verdad que no existiera,

la misma fe que muchos tirarían,

si me hizo ser feliz toda mi vida,

ya habrá valido la pena,

ya habrá valido la pena".